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CRÓNICAS
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Desde la declaración de guerra, el comandante militar de la plaza y distrito, coronel de infantería Julio Soto Villanueva, organizó una Junta de Defensa, la que recaudó fondos, con los cuales se atendieron a las más urgentes necesidades. También se llevaron a cabo varias obras de defensa: un bloc-khouse fué construído sobre la vía férrea, cerca de Hormigueros, y un cuartel defensivo en una altura que domina el puerto, donde dos lanchones, armados y provistos de faroles y cohetes de señales, practicaban servicio de vigilancia en el canal de entrada.

D. José Torrecillas, capitán del batallón Alfonso XIII, rodeado de su esposa e hijos.

La Cruz Roja, bajo la dirección del doctor Nicolás Jiménez, estableció en el teatro un hospital de sangre, de cuyo personal formaba parte el doctor Font y Guillot, alcalde de la ciudad.

En la playa, con los matriculados, se formó una sección de marinos.

El coronel Soto publicó proclamas levantando el espíritu público e hizo cuanto pudo dentro de sus limitados recursos. El día 9 de agosto, al saber el avance de la brigada Schwan, envió al general Macías dos telegramas, a los cuales no obtuvo respuesta. Así llegó el día 10, cuando el telegrafista de San Germán dió cuenta de la entrada, en aquella población, del ejército enemigo. La sexta compañía del batallón de Alfonso XIII, al mando del capitán Torrecillas, y 25 guerrilleros de Bascarán, total 145 hombres, fueron enviados a Hormigueros, con órdenes concretas de entablar combate tan pronto apareciera fuerza americana. El resto de la guarnición permaneció acuartelada y sobre las armas, y a cada unidad se le señaló su puesto para caso de alarma; y otros telegramas enviados al capitán general tampoco fueron contestados.

A las tres de la tarde de dicho día, llegó un guerrillero de Torrecillas con la