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CRÓNICAS
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Monserrat me hiciera el capitán Sigsbee, vapor que, según me dijo, debía llegar a este puerto hacia el domingo. El vapor que apareció hoy tiene casco negro con franjas rojas en la parte superior del mismo, una sola chimenea pintada de color de plomo y tres mástiles. En los momentos en que avistamos este buque, el castillo del Morro estaba de nosotros distante cinco millas y en dirección Este-Sudeste.

2. Tan pronto vi claramente el vapor a que me refiero, puse el indicador marcando toda velocidad, orden a la que respondieron inmediatamente las máquinas del Yosemite, y haciendo rumbo hacia aquél (que acababa de salir de entre un fuerte aguacero, distando de nosotros tres millas y que maniobraba con la evidente intención de colocarse bajo los cañones del fuerte Cañuelo y siempre muy pegado a los arrecifes) tratamos de interceptarlo [1].

Honorable Mortimer E. Cooley, deán de la Facultad de Ingeniería
de la Universidad de Míchigan, quien fué ingeniero de máquinas del
crucero auxiliar Yosemite.

Como yo conocía la hidrografía de aquellos sitios por haber detenido en ellos a un pequeño buque el día anterior, no tuve reparo en avanzar todo lo posible; pero dicho vapor, conociendo nuestro intento, rápidamente cambió su rumbo, y poniendo proa a la costa encalló en ella, seis millas al Oeste del castillo del Morro.

3. El Yosemite, en el cual se había tocado zafarrancho de combate desde el primer momento, maniobró tan cerca del buque español como aconsejaba la prudencia, teniendo en cuenta que los arrecifes no permiten acercarse a menos de 4.000 yardas de ellos, y permaneció en la vecindad de dicho paraje por algún tiempo cañoneando al buque encallado, al que le disparamos alrededor de 200 granadas y shrapnels de cinco pulgadas y algunos proyectiles más de seis libras. Cuando nos pareció que el enemigo estaba suficientemente desmantelado, hicimos rumbo hacia dos buques de guerra españoles, un crucero y un cañonero, que habían salido del puerto en socorro del buque encallado, y con ellos trabamos

  1. El Cañuelo no tenía cañones ni otro armamento alguno—N. del A.