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A. RIVERO
 

sería un simple combate naval. Preparé croquis, señalando la posición de cada buque, y todo el plan lo discutí con los comandantes, quienes lo aprobaron.

Sabíamos que un gran vapor había sido sumergido a través del canal para obstruírlo, precisamente dentro de la boca del puerto, y también que algunos torpedos habían sido fondeados a ambos lados de dicho obstáculo y en los bancos del canal. Todo esto hizo preciso que el ataque fuera dirigido ya sobre los buques, o también sobre las baterías de costa, desde fuera del puerto. Los vientos reinantes causan allí fuerte oleaje del Este, y como la costa Norte de Puerto Rico es completamente abierta, el fuego de los monitores debería resultar muy incierto.

Castillo del Morro, visto desde alta mar.

El sondaje anotado en los planos de la isla era dudoso, pero se notaba que resultaba peligroso aproximarse a la costa, excepto por el camino usual de entrada y salida de los buques al puerto. Se decidió, por tanto, enviar como avanzada de la escuadra un buque de poco calado (el Detroit), para determinar, recorriendo el camino que debían seguir los otros buques, si era seguro para ellos.

El Wompatuck tomó a remolque un pequeño bote hasta cierto punto, y lo ancló allí, para marcar el lugar donde los mayores buques deberían iniciar su curso, desde el Oeste hacia el Este, a través de la boca del puerto. Esto colocaría sus baterías de estribor frente al Morro, y dicha línea debería seguirse por todos los buques, hasta llegar a un punto frente a las últimas baterías; desde allí, con el timón a estribor, describirían un círculo, volviendo al punto de partida. Cada buque tendría un hombre, colocado en el lado opuesto a las baterías, llevando a cabo cuidadoso sondeo.

El Detroit, que fué elegido para guiar el sondeo, rápidamente reportaba cada profundidad dudosa. El pequeño Wompatuck se puso en marcha y ancló su bote, el cual llevaba una bandera para hacer la señal claramente visible. El bombardeo empezó diez minutos después de las cinco.

El Iowa, al cual mi insignia y la mayor parte de mi Estado Mayor habían sido transferidos el día anterior, seguía al Detroit. Se señaló a cada buque el curso que debía seguir y en el orden siguiente: Iowa, Indiana, New York, Amphitrite y Terror. El Montgomery fué destacado para silenciar las baterías de un fuerte aislado al