LECTURAS VARIADAS 85
31. El legado de Ana María.
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Mirémosles de cerca. Se llaman elefante, camello, dro- medario, caballo, burro, buey ou llama. Allá van arras- trando en larga procesión pesadas cargas, azuzados por el conductor con el ankus, el látigo, el rebenque o la pi- cana.
¡Hop! ¡Hop! ¡Arre! ¡Arre, borrico! ¡Hueyaa!... ¡Negroo!... ¡Más ligero! ¡Hop! ¡ Hop!
Enorme peso acumuló sobre el lomo de sus pacientes colaboradores la avara crueldad del amo.
Y allá van, dóciles, sumisos, con las piernas dolori- das... entumecido el corazón, enfermos los pulmones por exceso de trabajo. No importa. ¡Hop! ¡Hop! ¡Arre! ¡Más ligero! — grita el conductor.
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El legado de Ana María es un legado de justicia y de piedad para con los seres inferiores. Nadie le inculcó semejantes sentimientos; brotaron en su corazón como plantitas maravillosas y crecieron con él.
Preguntando unas veces, leyendo otras, llegó a infor- marse de las costumbres de muchos animales y ello sirvió para fortificar los sentimientos que le inspiraban.