ISONDÚ
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28. El elefantito.
« Jamás tendrá éxito la persona que se deja llevar por la cólera ; ella, la cólera, es lo que más par- ticularmente contribuye a perder a los hombres. »
EURÍPIDES,
En tiempos remotos el elefante .no tenía trompa. Su
nariz, apenas del tariaño de una bota, era negruzca y movible, pero no le servía para levantar las cosas. _ Entre los muchos elefantes que vivían en Asia y en Africa había uno pequeño, tan sumamente curioso que no se cansaba de interrogar sobre toda clase de asuntos, tanto que se hizo conocer en todo el África por su in- saciable curiosidad.
Preguntó a su tío el Avestruz : ¿por qué están arre- molinadas las plumas de su cola? A su tía la Jirafa, cómo se había manchado la piel; a su tío el Camello, por qué era jorobado; a su tío el Hipopótamo, qué cosa le había irritado los ojos, y todos aquellos amables tíos le contestaron con una coz. +
Fué a casa de su tío el Babuino para que le explicara por qué los melones eran tan sabrosos, y la mano pe- luda de su tío Babuino le fustigó como un látigo. Pero ni coces ni manotadas saciaban su curiosidad.
Cierta mañana el Elefantito hizo una nueva pregunta : — ¿Qué come el Cocodrilo?
Los tíos respondieron : «¡Schitt! » en un tono que no admitía réplica; entonces fué a ver al Kolokolo y le ex- presó su deseo de saber lo que comía el Cocodrilo.