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33 ISONDÚ
Veíase rico y poderoso en plena juventud, dueño de los tesoros de la tierra, servido por el gigante y por el gnomo, dominador de toda cosa, domeñador de toda fuerza ...
Veníale el recuerdo de su amor por la hija del rey, y con ello sus victorias fáciles, sus hazañas sin virtud.
Pero, con eso y con más, ¿valía algo su vida? ¿Qué dió de sí mismo para alcanzar gloria y fortuna? Un azar puso en sus manos la lámpara de prodigio; otro trajo a su presencia el genio tutelar... Más valía por cierto, el pobre ¿:farero de su vecindad, que sólo hizo su ánfora, pero con sus propias manos, que él — va- nidoso Aladino — que todo cuanto hizo fué por ma- nos ajenas.
ARTURO CAPDEVILA.