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LECTURAS VARIADAS


de la herida mortal calma el dolor.

Es para el porvenir dulce presagio

que el hombre con el mundo: reconcilia, el ver crecer en torno la familia,

bajo las santas leyes del amor.

El vano orgullo, la ambición insana, aspiren a las pompas de la tierra; su nombre ilustre en la sangrienta guerra Meno de encono el bárbaro adalid; nuestra misión es, hijos, más cristiana : amar la caridad, amar la ciencia; puras las manos, pura la conciencia; dar el licor a quien nos dió la vid.

El sol de cada día nos alumbre el sendero del bien; nada amedrente al varón justo, al ánimo valiente que fecundiza el suelo en que nació; la libertad amemos por costumbre, por convicción y por deber; en ella el despotismo estúpido se estrella : “¡La patria esclavizada redimió!

¡Honra y prez a los padres denodados! entre ellos se encontraba vuestro abuelo; hoy descansa su espíritu en el cielo, noble atleta vencido por la edad.

Venid en sus recuerdos impregnados, y llena el alma de filial ternura, su venerada, humilde sepultura, con flores y con lágrimas regad.