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ISONDÚ


145.

Adiós a la maestra.

Obrera sublime, bendita señora : la tarde ha llegado también para vos. ¡La tarde que dico descanso!... ¡La tiora de dar a los niños el último adiós!

Mas no desespere la santa maestra : no todo en el mundo del todo se va. Usted será siempre la brújula nuestra... ¡la sola querida! segunda mamá.

Pasando los meses, pasando los años, seremos adultos, geniales, tal vez... ¡Mas nunca los hechos más grandes o extraños desfloran del todo la eterna niñez!

En medio a los rostros que amante conserva, la noble, la pura memoria filial, — cual una solemne visión de Minerva, — su imagen, señora, tendrá su sitial.

Y allá donde quiera la ley del ambiente, nimbar nuestras vidas, clavar nuestra cruz, la escuela ha de alzarse fantásticamente, cual una suntuosa gran torre de luz.

No gima, no llore, la santa maestra : no todo en el mundo del todo se va. Usted será siempre la brújula nuestra... ¡la sola querida segunda mamá!

ALMAFUERTE.