374 ISONDÚ
1.29.
La desembojadura.
Cuando las cosechas son abundantes y los olivares a barriles llenos derraman el amarillo aceite er las tinajas de arcilla; cuando por los campos y veredas el carro lleno de garbas rechina y bambolea, y choca en todas par- tes con su frente altiva; cuando aparece Baco como un “uchador, y dirige la farándula de los lugareños en las vendimias de Crau; y del lagar rebosante cuando la bebida bendita, llenando el canal de la compuerta, hacia la espumosa tina se escapa, y el mosto pintarrajea las piernas de los que pisan la uva; y diáfanos a la retama cuando los gusanos de seda suben como en fiesta para hilar sus blondas prisiones, y luego rápidamente aquellas orugas, artistas consumedas, se amortajan a millares en sus capullos tan sutiles, que parecen fabricados con un rayo de sol; entonces en la tierra de Provenza hay más que nunca diversión y alegría; bébese entonces con hol- gorio el buen moscatel de Bauma y el vino de tomillo, y se canta y se celebran delicioscs banquetes, y los jóve- nes y las muchachas danzan placenteros al son del tam- boril.
— En verdad soy afortunada, vecinas, pues el embojo de mis cañizos está lleno de hermosos capullos. Una en- ramada tan sedosa, una cosecha tan rica como ésta, no recuerdo haberla visto en la hacienda desde mis verdes años, desde el año de Dios en que me casé.
