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LECTURAS VARIADAS 363


Se dan la insolencia de mirar al sol muy frente a frente, y hay tal electricidad en sus pupilas, que los viborones de fuego donde la tempestad echa sus rayos, ni siquiera les hacen pestañear.

El acidulado retoño mordido en la falda del volcán, el aire purificado en las termas al vapor del hierro hirviente y las aguas vírgenes recién salidas del fondo de la tierra y recién besadas por el sol, he ahí sus tónicos de brío.

Sus músculos retemplados por los masajes de los hura- canes y las corrientes de los ríos, son resortes eléctricos en tensión perpetua, dispuestos a dispararse con la velo- cidad del viento, si una brisa les finge voz humana o si una espina de monte les recuerda el acicate.

Toda la atención la dedican a vigilar su libertad. Los gritos casi humanos de los zorros, el trote de los aves- truces, el canto de los zorzales, el zarpeo lejano de las quebradas, el alarido del huracán entre las rocas, el sedeño roce de las brisas en tos sauces, todos esos rumores del desierto les requintan los arcos motores de su vigor cerril. Hasta la fugaz proyección resbaladiza de una nube sobre el césped, les riza la seda sensible de su sere- nidad.

Viven alerta, como deben vivir los pueblos libres.

EDUARDO TALERO.