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324 ISONDÚ



Sobre el tronco trazó con su cuchillo

Un corte circular junto a las ramas, Y otro cerca del suelo. A borbotones De una y otra incisión brotó la savia, Y suelta entonces, y a lo largo hendida, Obtuvo el indio la corteza intacta.

-— «Dame tus brazos, arrogante Cedro, Dame tus fuertes y flexibles ramas, Para dar solidez a mi canoa Contra goloes, corrientes y borrascas. »

Por la frondosa «cúpula del cedro Se oyó un grito de angustia resignada Cuando el cedro paciente respondía : — « Corta en mí lo que quieras, Hiawatha. » Y con ramas de cearo, el hábil indio Construyó la armadura de su fábrica.

— «Damec, Alerce, tus sólidas raíces Para coser las puntas de mi barca,

Que no den pas a la humedad del río, Ni a mí me moje, al navegar, e! agua. » Movió el alerce sus menudas hojes, Sintió temblar sus fibras angustiadas, Y... « Córtalas » — gimió con triste acento, —

« Corta las que te sirvan, Hiawatha. »

Separando la tierra, cortó el indio

Las fibras del alerce acordonadas; Los extremos cosió de la corteza, Y así la embarcación quedó formada.

— « Dame, Abeto, la savia resinosa Que de tu tronco, si le hieren, mana : Bálsamo con que suelde las rendijas De las cosidas puntas de mi barca, Que no den paso a la humedad del río