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LECTURAS VARIADAS 319


Entonces. los fenómenos geológicos, los animales, las plantas, todo afectaba dimensiones enormes.

¿Había en aquella época hombres en América?

Las investigaciones de renombrados naturalistas nos dicen que sí. ¿De dónde vinieron? ¡Misterio!

Pero la huella de su paso por la tierra ha quedado estampada al lado de la de los animales característicos de la época cuaterraria.

Cerca de la coraza de un gliptodón, que indudable- mente fué utilizada como casa, fueron encontrados huesos tallados y a medio quemar, restos de fuego, pedernales, carbón, y en otras partes huesos humanos en revuelto desorden con los de los animales terciarios.

Consisten éstos en montones de conchas marinas que los aborígenes arrojaban después de haber consumido el molusco, y tan grande fué su número que llegaron a formar verdaderas colinas, como algunas que existen en el Brasil, que miden 60 metros de elevación por 900 de diámetro. :

Es muy difícil la exploración de los Sambaquis que se hallan en América, sobre todo los del Brasil, a causa de estar cubiertos de lujuriosa vegetación; por otra parte, son muy interesantes los resultados que se obtienen y los naturalistas son gente tenaz cuando se proponen llevar a cabo una investigación.

Han llegado a descubrir que las valvas amontonadas sirvieron de necrópolis, y como los salvajes entierran a sus muertos con alimentos, vestidos, armas y otros obje- tos que usaron en vida, vienen así a ser aquellas colinas o Sambaquis verdaderas minas arqueológicas, donde se encuentran esqueletos humanos, restos de animales, ha- chas de piedra, anillos, cuñas, puntas de lanzz, flechas de pedernal, bolos, bastones fabricados de piedra basál-