292 ISONDÚ
Huayra-Puca, el viento Colorado, es la madre del Viento, mejor dicho, de los vientos, y ella, como casi todas las madres, tiene su Benjamín, que es Shulco.
Los rasgos característicos de esta diosa son la vió- lencia, la fuerza, el espíritu de destrucción. Como mujer es hermosísima y amante del lujo, y cuando peina su larga cabellera, si está húmeda, las gotas de agua, al caer, se transforman en piedras preciosas; rodea su ca- beza, de tipo calchaquí purísimo, un limbo de luz, y el manto que la envuelve desde el cuello resbala en pliegues amplios, dibujando a grandes masas sus formas estatuarias, en tanto que los zafiros de sus pendientes esparcen en la atmósfera iridiscentes reflejos.
« La Madre del Viento » es andariega y poderosa : para alojar su persona soberana posee, en diversos pa- rajes de los cerros, palacios por ella sola conocidos.
La Laguna del Pabellón, en el Cajón santamariano, es su morada primaveral, y el que no tema enloquecer puede asomarse a ella; a través de las aguas transpa- rentes verá en el fondo los ¿tributos de Huayra-Puca, una estrella y un cuerno de oro.
En la Quebrada de las Conchas, cerca de Cafayate, posee un estrecho Cajón que llega hasta el fondo del cerro en el cual guarda un gran tesoro, y en ocasiones se oye el ruido que hace al moverse en aquel misterioso recinto; no muy lejos de allí suele detenerse a descansar en un palacio que el sol tiene en el Cerro del Orco.
En Quilmes existe otro palacio de oro, también pro- piedad suya, pero estas maravillas son invisibles para el hombre y nadie debe llevar su curiosidad hasta sor- prender los secretos de la iracunda deidad; ella lo levan- taría hasta las nubes abandonándolo después para hacerlo estrellar contra las rocas, como hizo con el zorrito que
