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LECTURAS VARIADAS 281


93.

La Cabaña.

v

Algún tiempo después de instalados en la estancia, los esposos se prepararon pera recibir un pequeño via- jero, que llegó felizmente y al cual pusieron el nombre de Luis.

Muy delicada es la crianza de un niñito; es necesario tener mucho tacto para no darle aemasiado alimento ni muy poco; ambas cosas le serían perjudiciales. .

La madre se había provisto, con anticipación, de El Libro de las Madres, y guiándose fielmente por él, crió a su hijo sano y robusto.

Desde un principio le dió el alimento cada dos horas; le bañaba diariamente, y bien arreglado, con su ropita ni demasiado ajustada, ni muy suelta, le dejaba estar en la cuna.

Los niños desde los primeros días se dan maña para imponer su voluntad, y todos en la casa, la abuelita, las tías, las amigas de la mamá, son sus cómplices; levantan al recién nacido, no bien llora un poquito; lo pasean, le dan agua con azúcar, o agua con azahar, cosas inútiles en general y que dan pésimos resultados. El niño que se acostumbra desde los primeros días a estar en brazos, ya no tendrá sosiego en la cuna, y quien sufre las consecuencias no son las tías, ni la abuelita que vienen por un rato de visita, sino su mamá.

La costumbre de zarandear, mecer y dar palmaditas al niño en todos sentidos, para que calle o para hacerlo