LECTURAS VARIADAS 239
«Una noche, estando el tiempo muy obscuro, habíamos echado la red a gran profundidad. Habiendo subido a cubierta en el momento preciso de verla asomar a la superficie del agua, fuénos fácil advertir que despedía muchos resplandores fosforescentes, particularidad que al pronto apenas nos llamó la atención, porque el mar presenta a menudo los mismos efectos cuando lo agita algún choque o frotamiento.
« Pero nuestra sorpresa fué grande cuando sacaron de la red gran número de isis gorgónidas que tenían el aspecto de un arbusto, y vimos que difundían destellos que hicieron palidecer la luz de los veinte fanales con que se alumbra Ja cubierta, y que, por decirlo así, cesaron de lucir tan luego como pusimos en ella a los políperos. Este efecto inesperado produjo al pronto una especie de estupefacción general, y en seguida llevamos algunos ejemplares al laboratorio donde apagamos todas las luces.
« Dada la obscuridad profunda en que dejamos dicha pieza, aquello pareció cosa de magia, pues presenciamos el espectáculo más maravilloso que le es dado al hombre contemplar.
« De todos los puntos de los tallos principales y de las ramas o brazos de los isis, brotaron chorros de haces luminosos, cuyos fulgores se atenuaban para avivarse luego, pasando del color morado al púrpura, del rojo anaranjado al azulado, al verde de varios tonos, y a veces al blanco, pero el dominante era el verde; los demás sólo aparecían por destellos y se fundían rápi- damente con aquél. Si, para que el lector pueda for- marse una ligera idea de lo que en aquel momento nos tenía embelesados, digo que todo ello era mucho más hermoso que la más hermosa pieza de fuegos artificiales, ni aun así se podría suponer el efecto producido, y sin
