LECTURAS VARIADAS 209
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Plantas luminosas.
Muchas veces, allá en los tiempos de la feliz niñez, oyendo a los paisanos de nuestra campaña hablar con misterioso terror de la luz mala, excitada mi infantil curiosidad, quise saber qué era, más aún, quise verla; las explicaciones de aquella gente ignorante no me de- jaron satisfecha, pues me parecía imposible que Dios, en su bondad suprema, dejara a las pobres almas errar por la tierra, desoladas y ansiosas, causando terror a los vivos. .
Pero no es mi ánimo hablaros aquí de la fosforescencia de los huesos, que seguramente conoceréis; no de la luz de San Telmo, tampoco de la fosforescencia del mar, ni de los insectos; voy a hablaros de una que ha de seros menos conocida.
El reino de los vegetales es fuente inagotable de ense- ñanzas y fenómenos curiosos que nos llaman tanto más la atención, cuanto que tenemos en general a las plantas por seres casi inertes, incapaces de otros movimientos que los impresos a su cuerpo por el viento que pasa.
Si os interesáis por estas cosas, leed la vida de las feroces dioneas, dróseras y utriculerias, cazadoras de insectos; de la mandrágora que, según los antiguos, lan- zaba desapacibles gritos, y de la miedosa sensitiva, que pliega sus foliolos al menor contacto.
Existen muchas plantas que, a ciertas horas de la' noche, esparcen en derredor de sí destellos luminosos;