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LECTURAS VARIADAS 203


salió con el cántaro en la cabeza, relunfuñando entre dientes, viendo lo cual Tupá (Dios), indignado, la trans- formó en piedra en el momento que llegaba a la orilla, y desde entonces ha quedado petrificada en castigo de su desobediencia.


Ruinas Jesuíticas en Misiones.

No es extraño, como he dicho más arriba, que esta tradición tan moral, muy semejante a la leyenda de la mujer de Lot, en la que también se castiga la desobe- diencia, haya sido sugerida por los jesuítas, que apro- vecharon la oportunidad que les ofrecía la Naturaleza, en apoyo de sus doctrinas, tanto más cuanto que los indios no necesitan de leyendas para hacerse obedecer