LECTURAS VARIADAS 185
la casa del cabildo, donde le esperaban sus miembros y el teniente gobernador de la ciudad. El ejército auxiliador del Perú estaba formando cuadro en torno de la plaza. Las familias de Jujuy, que asistieran por la mañana al tédeum, aguardaban ahora en los balcones de los casas cercanas, para asistir a la nueva escena. La plaza estaba decorada de guirnaldas y arcos. El pueblo apretábase en las bocacalles y las aceras. Y de todos aquellos pechos viriles volvió a elevarse un vítor resonante, cuando vie- ron a Belgrano salir del cabildo con la Bandera en su brazo, cruzar la calle silenciosamente, caminar hacia el centro de la plaza, y subir a una tribuna, agitando su enseña en alto. Las aclamaciones de la muchedumbre se repitieron entonces. Palmadas y bravos.encresparon el aire. Y dominando aquel entusiasmo por el ademán del que necesita silencio, se oyó en el ámbito de la tarde nebulosa que comenzaba a declinar, aquella arenga de Belgrano, que el prócer mismo comunicó después al Triunvirato.
Belgrano tenía la voz velada, pero tal fué aquel día su necesidad de ser oído, y tal en su auditorio el ansia de oírlo, que la voz de su arenga llegó a las damas de las aceras, llegó a la muchedumbre de las esquinas :
«Soldados, hijos dignos de la: Patria, camaradas míos : « Dos años ha que por primera vez resonó en estas regio- « nes el eco de la libertad y él continúa propagándose « hasta por las cavernas más recónditas de los Andes; « pues que no es obra de los hombres, sino del Dios Om- « nipotente que permitió a los americanos que se nos « presentase la ocasión de entrar al goce de nuestros de- « rechos; el 25 de mayo será glorioso para siempre en los « anales de nuestra historia y vosotros tendréis un mo- « tivo más de recordarlo, cuando veis en él por primera