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LECTURAS VARIADAS 183

alcalde; a Alejandro Torres, defensor de menores; a Mariano de Eguren, el escribano del cabildo; al síndico procurador Manuel Lanfranco; a los alcaldes de barrio don Bartolomé de la Corte y don Martín de Rojas; y a los Portal, los Basterra, los Sarverri, los Gogénola, los Alvarado, los Iturbe, los Carrillo, los Zagada, los Cha- varría, y tantos otros vecinos feudatarios ya prestigiosos en el patriciado local.

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Cuando penetraron en la iglesia, que dista pocos pasos del cabildo, la misa solemne iba a comenzar. El altar del fondo, tallado en el estilo jesuítico del púlpito que aún se conserva, elevaba su airosa arquitectura de retorcidas columnas y ángeles dorados. Su auténtica belleza que era el orgullo de la población, predominaba entre su día de luces, al fondo de la nave obscurecida por las puertas entornadas, que el frío del invierno conminaba a cerrar. El aire estaba como impregnado de un penetrante per- fume de mujer e incienso. Oíase en la penumbra religiosa el desgranar de los rosarios; el golpe de los reclinatorios y las toses que ahuecaba la nave; o el roce como de alas fugitivas que formaban con su aligerado rumor las faldas y los siseos. Al entrar el cabildo, las caras femeninas se volvieron curiosas; y entre ellas hubo alguna que se volvió para mirar a Belgrano...

Mientras ocupaban sus asientos de honor, la pequeña orquesta de Pedro Ferreyra, el músico del pueblo, atacó desde el coro, con sus violines, su Órgano, y sus voces gangosas, la sonata de los ceremoniales de iglesia, en que siempre intervenía como maestro cantor.