LECTURAS VARIADAS 137
49.
Una carta.
Mi querido amigo :
Nuestro trabajo se acerca a su término : hemos insta- lado el campamento en el punto denominado « Rinco- nada», probablemente porque la inmensa cadena de mé- danos que rodea al cerro « Pie de Palo » por el Sur y el Este, forma en esa parte un ángulo recto, desarrollando sus estériles colinas hacia el río Bermejo, a cuya orilla van a perderse.
Atrás hemos dejado los misteriosos « llanos » de La Rioja, donde a cada paso se cree ver la sombra del « Chacho » o bien la del « Tigre ».
La sierra de la Huerta que nos separa de ellos no se alcanza a ver ya, sino bajo la forma de ligeras nubes azuladas. En el ardiente deseo de llegar, hemos olvidado casi los algarrobales seculares de la orilla del Bermejo, donde vienen a proveerse de rodrigones los viticultores de San Juan.
En este momento llegan nuestras mulas aguateras; vienen del « Camperito », distante tres leguas al Norte de nuestro campamento. Todos los días harán el mismo viaje, acompañadas con los demás animales que van a beber, y todos los días experimentamos la misma sensa- ción de alegría, la misma satisfacción íntima, al oír el murmullo del líquido bienhechor al pasar de los barriles al tanque en que se le deposita.
