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Cuando se hace la plantacion de nuevos arboles, éstos se protegen asegurandolos a un poste 6 tutor, que tiene el objeto de defenderlos de la accion de los vientos y de las tempestades, hasta que haya puesto raices y pueda prospe rar solo. El Gobierno, instalando esas nuevas lineas, hizo para ellas el oficio de tutor, y debia razonablemente llevar su sostén a otras plantas tiernas que lo requerian, ya que no habia para todas, cuando el natural desarrollo de las primeras perinitia esperar para ellas vida propia y lozana. Asi lo hizo, pudiendo compararse en esto su acciona la del pioneer, del hombre esforzado é incansable que se adelanta a labrar las tierras virgenes, y que después de haberlas abier to zi la produccion, gracias a su trabajo, las pasa a otros para su ulterior aprovechainiento y se adelanta a labrar nuevas tierras incultas. El producto de la labor efectuada fue la base para la nueva labor. En esta elevadisima idea estuvo siempre inspirada la accion del Gobierno Nacional. La enajenacion de las lineas construidas por él y que habian alcanzado condiciones de vida propia, le permitio conseguir recursos para adelantar se a la construccion de otras lineas destinadas también en

el futuro zi préspera vida, dando actividad siempre nuevap zi un mismo capital, que habria quedado poco menos que inerte en sus manos. De ese modo pudo el Gobierno com pletar las comunicaciones con Jujuy y Salta, y las con la Rioja y Chilecito, poniéndose en condiciones de extender hasta Bolivia su red de vias férreas, construir los ramales

hacia Oran y hacia los valles Calchaquies, prolongar sus lineas hasta Dolores entre las sierras de Cordoba y de San Luis, é iniciar las obras para dar nuevas comunicaciones 51 San Juan con el norte de la Republica, y para abrir zi la produccion los ricos territories de Catamarca.

En las varias operaciones que fueron necesarias para alcanzar estos objetivos, el Gobierno Nacional tuvo que adaptarse a las condiciones resultantes de las circunstancias economicas del pais que, unidas al caracter industrial de las empresas privadas, siempre temerosas de invertir en modo estéril sus capitales, lo obligaron fi desprenderse por partes