que la señorita estaba empeñada en esos ni momentos, bajo la dirección del Dr. Parrot, en algunos trabajos análogos, para probar la relación existente entre el volumen del cerebro y la longitud del fémur, lo cual la obligaba a efectuar disecciones, y la familiarizaba así con la anatomía cerebral.
«La señorita tomó nota de los puntos que se referían a mi problema, y me prometió con mucha bondad que se ocuparía de esa investigación, cuando la salud de su padre y sus propios estudios se lo permitieran.
«Todavía en esta ocasión tuve la pena de que la enfermedad de mi amigo se agravara más y más y de que al fin la ciencia tuviera que perderlo. Tampoco entonces mis exámenes pudieron llevarse a cabo.
«Tras de esta serie de contrariedades, volví a Buenos Aires; y al fin logré que el joven y disdinguido anatomista Dr. A. Llovet, se encargara de realizar algunas disecciones con los respectivos pesos y medidas comparativas, en número de quince, ocho masculino y siete femeninos, resultando del conjunto, sin una sola contradicción, que mis previsiones eran exactas, y que yo había previsto en realidad, la explicación del fenómeno fisiológico y demográfico del que por tanto tiempo y con tanta dedicación me había ocupado.»
Digamos, ahora, dos palabras sobre el doctor Rawson bajo la faz profesional.
Este maestro sublime, no fué médico en el