toda una vida consagrada al culto de la libertad, de la patria y de la ciencia, la de Rawson, lo exhibe como a un ciudadano de gran valor cívico, moral y personal.
Llegó por fin el anhelado día de los oprimidos, la caída fatal de la tiranía pronosticada por Rawson, y que recién era hecha conocer de los sanjuaninos por un decreto, de fecha 28 de Febrero de 1852, leído al pueblo por el escribano de gobierno, reconociendo al vencedor de Rosas, en los campos de Caseros, como jefe supremo del estado. Al parecer, cuadró la circunstancia muy casual, según referencias que hiciera el Sr. Víctor Rodríguez por carta dirigida al señor Alberto B. Martínez para su obra, de que en el preciso momento en que el escribano informaba al pueblo del trascendental acontecimiento, llegaba de su finca el doctor Rawson, cabalgando en brioso corcel, quien tan pronto como se hubo impuesto de la sensacional noticia, improvisó una vibrante arenga, saludando el acontecimiento de la libertad y la caída de todos los tiranos que oprimían a los pueblos de la república.
« El ronco estampido del cañón que el día 3 de Febrero hizo vibrar el corazón de millones de argentinos, con el combate que a su vista se ejecutaba en los campos de Caseros, contra la tiranía ominosa de veinte años, decía el doctor Rawson, ha dado por resultado la brillante epopeya que vive y vivirá siempre en el corazón de todos los amantes de la libertad de los pueblos argentinos.»