Según se ve, el talento intuitivo del futuro médico, era toda una esperanza no defraudada por el tiempo. En aquella edad finalizaba ya su primer año de Anatomía, bajo la acertada dirección de su insigne maestro el doctor Claudio Mamerto Cuenca. Sus profesores fueron necesariamente pocos pero selectos. No podían ser muchos en aquella época de persecución, destierro y hasta de muerte en que le tocó estudiar. Además del ya nombrado doctor Cuenca, formaban el cuerpo docente, los catedráticos, doctor Martín García de Patología interna y de Clínica Médica, doctor Teodoro Alvárez de Patología externa y Clínica Quirúrgica, y el doctor Juan José Fontana de Patología general, Higiene y Farmacología.
Cuaterno de profesores ilustrados, que tuvieron el patriotismo de echar sobre sus hombros la pesada responsabilidad de enseñar toda la suma de los conocimientos médicos de esos tiempos, a fin de que cierto númiero de jóvenes consiguieran dar cima a la carrera emprendida. A ellos les fué dado residir en Buenos Aires, y servir a la enseñanza de las ciencias médicas, merced a su mutismo y absoluto alejamiento de todo cuanto se relacionaba con la política dictatorial de Rosas.
El discípulo predilecto y mimado de todos ellos, por su lucidez mental y consagración al estudio, fué Guillermo Rawson. «Desde su ingreso a las aulas, decían los profesores de la escuela de Medicina, llamó la atención de todos la extraordinaria capacidad infelectual del joven don