colinas, las alabanzas de un pueblo, que por conservar la antigua libertad, ha esparcido con intrépido valor tanta sangre de sus compatriotas [1].
Los Araucanos, aunque no excedan la ordinaria estatura de la especie humana, son generalmente nerviosos, robustos, bien proporcionados, y de un aspecto enteramente soldadesco. Es muy raro encontrar entre ellos alguno disforme, ó torcido; no porque tengan la cruel costumbre Espartana, como quisieron inferir algunos, de sufocar los hijos defectuosos, sino porque dexan á la naturaleza misma el cuidado de formarlos, sin estorbarla en sus operaciones con los impedimentos importunos de las faxas, y de las cotillas. Su carnadura, á excepcion de los Boroanos, que hemos dicho son blancos y rubios, es de un moreno roxo, mas claro que el de los otros Americanos. Tienen la cara quasi redonda, los ojos algo pequeños, pero vivaces, y llenos de expresion, la nariz un poco chata, la boca bien hecha, los dientes iguales y blancos, las piernas musculosas, y bien formadas, y los pies pequeños y planos.
Son comunmente de poca barba, como los Tártaros, y en sus semblantes jamas se ve al-- ↑ Hist. de los Establ. Européos en Amer. trad. del Inglés, vol. 1. part. 3. cap. 12. pag. 306.