necesarios, lo que no se puede decir igualmente de muchas otras lenguas, sin exceptuar algunas de aquellas que se estiman cultas. Se sabe quanto la habla inglesa sea defectuosa en sus conjugaciones. La lengua Alemana, que es la madre de ella, carece del preterito simple, del futuro del indicativo, y de todos los tiempos simples del subjuntivo. Yo no pretendo por esto anteponer el lenguage Chileno á las susodichas lenguas, ni menos igualarlo. Sé bien que este no está falto de defectos considerables; pero con todo no se puede negar, que el fondo sea bueno, y susceptible de perfeccion.
Registradas sucintamente las primeras inflexîones del verbo, diremos alguna cosa de las secundarias, en las quales no se muestra menos fecundo. Los verbales en or, se hacen, mudando la n final del infinitivo en voe, el ve; eluvoe, ó eluve (el dador). Los de accion terminan en ue, al, om, un, y ùm. Tambien el mismo infinitivo se hace nombre p. e. thecan (pasar y el paso). Aquellos que los latinos llaman verbales en bilis se forman con la partícula val interpuesta en el participio eluvallu (donable), ayuvallu (amable), y resultan negativos quando se les interpone la partícula no. Los nombres abstractos, de los quales abunda muchísimo esta lengua, acaban por la mayor parte en gen, ayùvalgen (amabilidad), butagen (grandeza). Los comprehensivos pues, que