don encontró en ella ya de regreso al Sargento Mayor, y al Maestre de Campo. El primero no habia podido hacer cosa particular, porque los enemigos se habian refugiado en las montañas. El otro asegura que habiendo tomado doscientos hombres, siete mil caballos, y mil bueyes, habia despues tenido la desgracia de perderlos casi todos con motivo de una horrible borrasca que le sobrevino en el camino.
Entretanto llegó al reyno el sucesor destinado de la Corte para gobernar en lugar de Córdoba. Este fué Don Francisco Laso, natural de las montañas de Santander, Oficial de crédito en las guerras de los Paises-Baxos, donde habia pasado la mayor parte de su vida. Al principio él creia demasiado exâgerado el valor de los Araucanos, pero despues, instruido por la experiencia, confesó ingenuamente su error. Quiso primeramente venir á un ajuste. Para este efecto envió á sus paises, 1630. con particulares instrucciones, á todos los prisioneros de guerra que encontró en los presidios. Pero los ánimos aun no estaban dispuestos para desear la paz. La gloria de hacerla apetecer estaba reservada á su sucesor. Sin embargo él le preparó el camino con sus victorias, y con diez años de guerra continua que hizo al enemigo en conseqüencia de la repulsa de sus proposiciones.