te á infestar las inmediaciones de aquella plaza, de manera que ninguno se atrevia á salir fuera de ella.
El Gobernador, movido de los lamentos de aquellos ciudadanos, envió á su hermano Don Luis con la mayor parte de otros dos refuerzos que le habian traido del Perú los Capitanes Castillejo, y Peñalosa. La intrépida Janequeo lo esperó valerosamente en su reparo, rebatiendo con singular presencia de ánimo los diferentes asaltos de los Españoles, hasta tanto que disipada su gente con la artillería, se vió obligada á ponerse en salvo. Su hermano, cogido en la fuga, obtuvo de los vencedores la vida, habiendose obligado con juramento de hacer estar quieta á su hermana, y de conducir á la amistad de ellos á sus vasallos, y adherentes. Pero mientras trataba de este negocio en una junta nacional, fué matado por el Ulmen Catipiuque que aborrecia toda especie de reconciliacion.
El viejo Toqui Guanoalca, muerto al fin de este año, tuvo por sucesor á Quintunguenu, jóven atrevido, y ambicioso de gloria1591.. Este, tomado que hubo de asalto el fuerte de Mariguenu, se acampó con dos mil hombres sobre la cumbre de aquella famosa montaña, esperando hacerse en ella tan célebre como Lautaro con alguna insigne victoria. El Gobernador no se dexó amedrentar por la funesta