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del Reyno de Chile

te y de armas á los fuertes nuevamente erigidos sobre este rio.

Entre tanto Cayancura dió principio al señalado asedio ciñendo la plaza toda al rededor con lineas de circunvalacion1586., y contravalacion. De estos preparativos los sitiados arguyeron, que á lo largo debian ó rendirse, ó perecer de hambre, por lo qual resueltos mas bien de morir combatiendo, que de reducirse á aquellos estremos, atacaron con tanto vigor las lineas enemigas, que despues de un horrible combate de cerca de quatro horas, las forzaron, y las obligaron á darse á la fuga. Cayancura sumamente enfadado por la mala resulta de su empresa, se retiró á su tierra, dexando el mando de las armas á su hijo Nangoniel, joven de grandes esperanzas, y muy querido de la nacion.

Este, recogidas inmediatamente algunas compañías de infantería, y ciento y cincuenta caballos (que desde entonces en adelante comenzaron á numerarse entre las tropas Araucanas) volvió á bloquear la misma plaza de Arauco, cuyos contornos no dexó de infestar, hasta tanto que los Españoles, faltos enteramente de vituallas, fueron obligados á evacuarla. Animado con este feliz suceso se encaminó contra el fuerte de la Trinidad, el qual aseguraba el pasage á los refuerzos que por Biobio llegaban al enemigo; pero habiendo pe-
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