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del Reyno de Chile
Estos, introducidos por los tres caminos, en los quales estaba el campo repartido, hicieron pedazos á los auxîliares, que fueron los primeros que se opusieron á sus progresos. A los Españoles favoreció la luna que empezó á elevarse en el momento mismo del asalto; por cuyo motivo, despues de un breve desórden, en que cayeron algunos de ellos, pudieron formarse, y hacer frente á los asaltadores, los que perseguidos por todas partes de la mosquetería, comenzaron á perder terreno y á retirarse. El Gobernador, acudiendo con su compañía de veteranos, acabó de rechazarlos no sin gran derramamiento de sangre de ambos partidos.
Cayancura, que se habia quedado en el ingreso de los alojamientos para sostener el ataque, viendo volver sus tropas cansadas y maltratadas, las dexó reposar el resto de la noche, y al amanecer volvió al asalto. Los Españoles les salieron al encuentro á campo descubierto. La batalla fué obstinadísima, y muy sangrienta por una, y otra parte. Pero los Araucanos oprimidos de los cañones, y de los caballos, tuvieron precision de ceder el campo. Los autores, de los quales nos servimos, se contentan con decir que la victoria costó cara á los Españoles sin especificar el número de muertos. El Gobernador mismo la llama sangrientísima en una patente dada en favor de Nuño Hernández. Pero el mayor indicio desu