podian contener la risa á vista de los Embaxadores, y de su regalo, comenzaron á disuadir al Gobernador de aquella empresa, que segun todas las apariencias debia ser infrutuosa. Pero él, aunque estuviese persuadido de la misería de aquellos pueblos, sin embargo, por no mostrar haberse determinado ligeramente, los exhortó á proseguir el viage empezado, diciendo que mas adelante se debia encontrar, segun las noticias que tenia, una region abundante de toda suerte de metales: que no era raro en América encontrar despues de horribles desiertos paises riquísimos: luego preguntó á los
Cuncos qual era el mejor camino para ir hacia el medio dia.
Tunconobal señaló el de occidente, que á la verdad era el mas fragoso; y pedidole una guia destinó uno de sus compañeros, al qual encargó conduciese el exército por los lugares mas escabrosos de la costa. La guia siguió con tanta puntualidad las instruciones del Araucano, que los Españoles, acostumbrados en sus conquistas á sobrellevar con gusto las mas duras fatigas, confesaban no haber trabajado nunca tanto en una marcha tan penosa como aquella. La impaciencia de ellos se aumentó mucho mas, quando despues de quatro dias de viage se vieron abandonados del pretendido conductor, sin poder encontrar salida entre los espantosos peñascos que los circuian. Toda su admirable constancia no hubie-