de la mayor importancia, y dignos de su supremo empleo. Lautaro se encargó de hacer una diversion á las fuerzas Españolas, encaminandose la vuelta de Santiago, cuya toma no le parecia dificil, no obstante el grande espacio de terreno que debia atravesar antes de llegar á aquella ciudad. Sus continuas victorias lo habian animado de manera, que ninguna creia dificil á sus esfuerzos.
Para poner en execucion esta peligrosa empresa, no queria llevar consigo mas de quinientos hombres escogidos á su eleccion. Pero el número de aquellos que deseaban militar baxo sus estandartes victoriosos, era tan grande, que se vió obligado á recibir otros ciento. Así se separaron los dos Generales, entre los mas dichosos anuncios de la nacion, la qual, sin pensar en los reveses de la fortuna, se prometía el éxîto mas feliz de estas dos expediciones.
Lautaro corrió á la cabeza de sus seiscientos campeones todas las provincias que yacen entre Biobio y Maule, sin hacer el menor agravio á los habitantes comarcanos, que lo llamaban su libertador. Pero pasado este último rio, comenzó inhumanamente á destruir las tierras de los aborrecidos Promaucaes, los quales, tratados con benignidad, tal vez se hubieran separado de los Españoles, y unido á su partido. El intempestivo deseo de la venganza