sus comunes protectores los Araucanos. Caupolican, que en todo este intervalo de tiempo, ó fuese por ignorancia de lo que pasaba entre los Españoles, ó por qualquiera otro motivo, no se habia movido de su acampamento, mandó en socorro de ellos dos mil hombres, baxo las órdenes de Lautaro, ya práctico en tales expidiciones. El joven Comandante irritado contra la que él llamaba obstinacion, pasó sin detenerse Biobio, y atacó á los Españoles, los quales fiandose demasiado en su valor, lo esperaban en campaña abierta. El primer encuentro decidió la suerte de la batalla. Los ciudadanos, deshechos, se retiraron al fuerte con tanta precipitacion, que no se previnieron siquiera de cerrar las puertas. Los Araucanos, entrados juntos con ellos, mataron un buen número. Los restantes, dispersos, parte se embarcaron en una nave que estaba en el puerto, y parte se refugiaron en los bosques, desde donde por caminos ocultos, se volvieron á Santiago. Lautaro, saqueada y quemada, como habia hecho antes, la ciudad, volvió lleno de despojos á su acostumbrado puesto.
Este feliz suceso hizo renacer en el ánimo de Caupolican el designio de tentar otra vez la expugnacion de las plazas de la Imperial, y de Valdivia. Las gloriosas empresas de su Lugar-Teniente lo estimulaban á seguir asuntosPágina:Compendio de la historia geografica natural y civil del reyno de Chile - Parte II.djvu/185
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