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del Reyno de Chile
mente, y consternados exclaman: es yavulumën, puen namuntumën, ea esforzaos, amigos, deteneos.
Las teorías de ellos sobre el origen de las cosas creadas, son tan necias y ridiculas, que de referirlas no se podria sacar otro fruto que el de manifestar mucho mas la insuficiencia de la mente humana, quando está abandonada á sí misma. Se conserva entre ellos la memoria de un gran diluvio, en el qual dicen que no se salvaron sino pocas personas, sobre un alto monte dividido en tres puntas, llamado Thegtheg, esto es, el tonante, ó el centellante, que tenia la virtud de fluctuar sobre las aguas. De aquí se infiere que este diluvio no vino sino despues de alguna erupcion volcánica, acompañada de grandes terremotos, y verisimilmente es muy diverso del Noético. Efectivamente, siempre que la tierra se sacude con vigor, aquellos habitantes procuran refugiarse á los montes que tienen quasi la misma figura, y por conseqüencia, la misma propiedad de nadar; diciendo ser de temerse, que despues de un fuerte temblor salga el mar otra vez fuera, é inunde toda la tierra. En estas ocasiones llevan consigo muchos víveres, y platos de madera, para preservarse la cabeza del calor, en el caso que el Thegtheg, elevado por las aguas, subiese hasta el sol. Pero quando se les opone, que para este objeto serian mas acertados los platosde