queman tabaco, que creen es el incienso mas grato á sus Numenes. Sin embargo los invocan en las necesidades urgentes, é imploran la asistencia de ellos, dirigiendose principalmente al Pillan y al Meulen. De esta irreligiosidad proviene la indiferencia con que miran la introduccion de el Christianismo, el qual es tolerado en todas las provincias que dominan. Los Misioneros eran respetados, bien acogidos, y tenian plena libertad de exercitar publicamente su ministerio, pero eran pocos los que se convertian.
Si los Araucanos se muestran poco cuidadosos de sus divinidades, son por otra parte muy supersticiosos en otros puntos de menor importancia. Encaprichados del acierto de los agoreros, miran con suma atencion las señales prosperas ó adversas que estos se han formado en su fantasia. Sus vanas observaciones se dirigen especialmente, sobre los sueños, y sobre el canto y vuelo de las aves; estimados por casi todas las naciones como los interpretes más verídicos de los dioses. El intrepido Araucano, que hace frente con increible valor á la muerte en los combates, tiembla á la vista de un buho, ó de una lechuza. La pueril debilidad de ellos en este genero, pareceria incompatible con la fuerza de sus ánimos, si la historia de el espíritu humano no nos suministrase continuos exemplos de semejantes contradiciones.