ternos pertenece el Epunamun, que es el Marte de ellos, ó sea el Dios de la guerra; el Meulen, Dios benéfico, y amante del genero humano; y el Guecubu, ente maligno y autor de todos los males, el qual no parece diverso de el Algue. De donde se ve, que el sistema de dos principios opuestos, impropiamente llamado maniqueismo, es muy extendido, ó por mejor decir, se encuentra establecido en casi todas las naciones bárbaras de ambos continentes, las quales no siendo capaces de investigar el origen del bien y del mal, han ocurrido á inventar dos agentes contrarios (como lo son los efectos) para salvar la aparente contradicion.
El Guecubu es el Mavari de los Orinocos, y el Abariman de los Persianos. El es, segun la comun opinion de los Araucanos, la razon suficiente de todas las desgracias que acaecen. Si un caballo se cansa, sucede porque el Guecubu se ha montado en sus ancas: si la tierra se mueve, el Guecubu le ha dado un empujon: ninguno se muere que no sea sufocado del Guecubu, Este ente dañoso en suma, tiene sobre las desgracias la misma influencia que tenian las qualidades ocultas de los Escolásticos sobre los efectos físicos; y si su potencia fuese real, él seria el agente mas laborioso que exîstiese en este valle de lagrimas.
Los Ulmenes de la gerarquia celeste Arau-