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tablo se acabó de dorar hacia el año de 1760.

Asi mismo, queriendo aumentar el culto del Soberano Sacramento del Altar, para depositarlo el jueves santo con la mayor decencia, se construyó un soberbio monumento, ó sepulcro, en el brazo derecho del crucero, frente de la puerta del costado, en donde estaba antes la entrada al palacio episcopal, y esta se puso en la capilla del Santo Sepulcro, que después fué de San Francisco de Paula.

También ha habido variaciones en la capilla de Nuestra Señora del Socorro: lo cual ha provenido de la devoción, que siempre se ha tenido á esta sagrada imagen; pues la devoción de continuo está sujiriendo medios de adelantar el culto del santo á quien se profesa. Es indubitable la que este vecindario ha tenido á Nuestra Señora del Socorro: lo que se covence, porque en la Catedral que se edificó en la Ciudad Vieja, y en las dos que se levantaron en la Antigua Guatemala, y en la que se está fabricando en la Nueva, siempre la primera capilla, ya del lado derecho, ya del izquierdo, se dedicó á esta soberana Señora. También se manifiesta, porque como consta del lib. 1º de Cabildos de esta Santa Iglesia, Cabildo de 25 de Agosto de 1538, el primer Dean de ella se mandó enterrar en dicha capilla, y fundar cuatro capellanías; y habiendo pedido lugar para sepulcro el M. I. S. Presidente Don Alvaro de Quiñonez Osorio, el Cabildo, en auto de 22 de Abril de 1634, se lo concedió en la capilla de Nuestra Señora del Socorro, y este caballero fundó un aniversario en dicha capilla, por cuya razón se puso á un lado del altar de Nuestra Señora la efijie del espresado Presidente; bien que no gozó de la gracia del sepulcro, por no haber muerto en esta Ciudad; pero sí la gozó el M. I. S. Presidente D. Jacinto de Barrios Leal.

Atendiendo los SS. Prebendados á esta devoción de los fieles á la referida imagen, para que no decaezca, antes vaya en aumento, establecieron nombrar, como hasta el presente lo hacen, una persona del Clero, que con el título de Sacristán, cuide del culto de la citada Señora, de la permanencia de sus rentas, y esplendor de sus fiestas. No tengo noticia de qué año comenzó este estilo; pe-