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jurisdicción pertenece el dia de hoy el pueblo de Atitlan, muy disminuido su antiguo esplendor.




CAPITULO 2.º
De la conquista del gran Señorío del Quiché, el mayor de los de este Reino.

Hallábase la monarquía de Utatlan en el colmo de su grandeza, en la cumbre de su elevación y en el mayor lustae de su esplendor, en tiempo del Reinado de Kicab Tanub, hijo de Kicab IV y sesto nieto de Kicab I; porque á mas de que el Señorío del Quiché desde sus principios fué el mas poderoso, los Reyes que ocuparon su sólio, lo fueron aumentando y engrandeciendo con las ciudades y lugares que á fuerza de armas fueron ganando á los señores y caciques circunvecinos. Pero la insaciable ambición de Kicab Tanub, queriendo todavía estender mas los límites de su monarquía, hacia sangrienta guerra al Rey de los Zutugiles y al Señor de los Mames, cuando tuvo aviso que los Españoles estaban ya en los términos de Soconusco. Nueva fué esta que obligó á Kicab Tanub á alzar la mano de aquellas espediciones y recojer sus tropas y á hacer mensageros á los demás Reyes y Señores, para que se confederasen á la común defensa. Mas las respuestas que trajeron estos mensageros, no correspondieron á las esperanzas de Kicab Tanub; porque Sinacam, Rey de Guatemala, como que se hallaba resentido del Rey del Quiché, porque aparentando que ayudaba á dicho Sinacam, en la realidad protegía al rebelde Ahpocaquil, se escusó de la alianza, declarándole abiertamente que era amigo de los Teules, (asi llamaban los indios á los Españoles). El Rey Zutugil le respondió aun con mas libertad: que él solo sin ayuda bastaría á defender su Reino y Señorío de mas numerosos ejércitos y menos hambrientos que aquel de los estrangeros que marchaba contra el Quiché. Estas respuestas tan desdeñosas y desabridas, junto con el trabajo de congregar sus tercios, levantar defensas y hacer otras prevenciones para la guerra, le trastornaron de modo los humores á Kicab,