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ficultad el proveerse de vituallas; mas venciendo tropiezos y atropellando obstáculos, se introdujeron en la provincia de Chiquimula. Antes de llegar al pueblo de Mitlan, fueron acometidos por los indios de dicho pueblo y sus aliados, con furor y tenacidad, hasta que desbaratados y rotos tres veces por nuestros soldados, huyeron y el ejército español se apoderó del pueblo de Mitlan. Detúvose en él seis ó siete días, ínterin se requerían con la paz los indios de este cantón: á este tiempo les llegó de Guatemala el apreciable socorro de 40 infantes, 20 caballos y copia de víveres y municiones. Con este refuerzo, habiendo descansado las tropas, aumentadas éstas de gente y proveídas de vituallas, salieron para Esquipulas; y á la mitad del camino quiso el Eterno manifestar el paternal cuidado, que tenia de los que militaban bajo sus banderas y peleaban por su gloria; pues habiéndose alojado en la cumbre de unas lomas, ya entrada la noche, pareció á los Cabos poco seguro el lugar y levantando el campo con gran silencio, se bajaron de aquella eminencia y asentaron en un vallecete: habría dos horas que reposaban en este sitio, cuando oyeron gran vocería y algazara y vieron arder por todas partes la loma donde se habian acampado. Siguieron sus marchas para Esquipulas; mas antes de llegar á dicho pueblo, tuvieron dos combates muy reñidos con los indios de la comarca: el uno al pasar por cierta cañada y el otro cerca de un lugar que se encontró desierto; pero superados estos obstáculos, no sin gran pérdida de los naturales, llegó el ejército á avistar las trincheras de Esquipulas. Era sin duda este pueblo córte, ó á lo menos plaza de armas, de algún Cacique poderoso: hallábase ceñido de fuertísimas trincheras y defendido de gran número de soldados. Acampados los nuestros inmediatos á la espresada plaza, convidaron á sus habitantes y defensores con la paz, conforme á las órdenes de S. M. Pidieron los esquipulanos tres dias de término para responder y al cuarto mandaron á decir: que mas por respeto de la paz pública, que por temor de las armas castellanas se daban al rendimiento. Y habiendo dado en rehenes algunos de los principales, entró nuestro ejército en la gran ciudad de Esquipulas y