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cio de difuntos, dijo una bien pulida oracion funebre el Dr. D. Mariano García, Cura de la Parroquia de Ntra. Sra. de los Remedios. El dia siguiente cantó la la Misa el Sr. Dr. D. Bernardo Pavón, Tesorero de esta Santa Iglesia Catedral, y concluida esta, pronunció un elegante panegírico el P. D. José de la Torre.

Pasando á los Religiosos eminentes en santidad, solo de los conventos de Santo Domingo y San Francisco, podríamos dar un largo catálogo; mas por evitar la demasiada prolijidad, escojeremos los mas sobresalientes, remitiendo á las crónicas de una y otra Religion á los que desearen noticias mas estensas. Y comenzando por los Predicadores, el primero que se nos presenta es el Venerable P. Fr. Pedro de Angulo, uno de los fundadores del Convento de Guatemala, Apóstol de la Vera-paz y su primer Obispo. Fué natural de Burgos: vino á la Nueva España por los años de 1524, y sirvió con reputacion en la conquista de algunas Provincias. Llamado de Dios al estado Religioso, tomó el hábito en el Convento de Santo Domingo de Méjico, y profesó el 29 de Febrero de 28. Asignólo la obediencia por compañero del P. Fr. Bartolomé de las Casas, en su viage al Perú. Hallábase con dicho Padre en Nicaragua, por los años de 35, cuando el Sr. Marroquin los llamó para Guatemala. Luego que vinieron, emprendieron la conquista de la Vera-paz, logrando con sus Apostólicas tareas, amansar de tal suerte á los indios de la referida provincia, que la que antes se llamaba tierra de guerra, por la ferocidad de sus moradores, despues se intitulase la Vera-paz, por la mancedumbre, con que se redujeron á la fé católica y á la obediencia del Rey de España. En el capítulo del año de 38, lo nombró la Provincia de Méjico Vicario del Convento de Guatemala. El de 51 lo hizo primer Prior de Cobán el Rmo. P. Mtro. General. Y el de 59, lo presentó S. Magestad para primer Obispo de la Vera-paz, conformándose con el parecer del Ilmo. Sr. D. Fr. Bartolomé de las Casas, quien consultado por el Consejo de Indias, á qué sujeto se podría nombrar para la espresada Mitra, respondió que ninguno como el P. Fr. Pe-