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Fundó en ella la Cofradía de Ntra. Sra. del Cármen, Pero ni las dignidades, ni la grande estimacion, que todos hacían de su persona, lo sacaron del profundo conocimiento de su nada, conservándose en medio de su grandeza, afable y humano con todos: teniendo su corazon tan desprendido de los bienes de la tierra, que cuando le vino la prebenda quiso renunciarla y retirarse á vivir á la hermita del Calvario. Guardaba gran recogimiento, no saliendo de su casa, sino es para la Iglesia ó alguna visita inescusable. La mayor parte del dia gastaba en la leccion y oracion. Ocupado en tan loables ejercicios, le cogió la muerte y pasó al descanso eterno, el dia tres de Abril de 1651.

Debe ocupar un lugar muy distinguido en este catálogo, por su insigne santidad, el V. P. D. Alonso Sanchez. Nació en Guatemala; y asi en su niñez, como en su juventud, fué un ejemplar de virtudes. Ordenóse de Sacerdote; y el que en su adolescencia había sido un ángel en las costumbres, en su edad viril parecía un Apóstol. Imitador perfecto de la vida apostólica, no cuidó jamas de lo que había de comer, confiado de que Dios sabia sus necesidades. Y en efecto, este Señor que alimenta á las aves del cielo, y viste á los lirios del campo, suministraba por modos estraordinarios á su siervo lo que necesitaba; pues muchas veces halló en su pobre casa, lo que había menester, sin saber por donde, ni como le habia venido. Por esto, algunas ocasiones que su confesor le quiso enviar de comer, le suplicó con lágrimas que lo escusara, porque el Señor le daba abundantemente con que mantener la vida. Su habitacion era una choza de paja, situada en el cerro llamado de Chipilapa, que mas parecía gruta de Anacoreta. Servíale de cama el duro suelo: sus muebles se reducían á una Cruz y el breviario. Solamente salía de su pobre albergue para ir á la Iglesia de S. Francisco, donde decía misa y oía todas las que podía. Despues visitaba todos los Sagrarios de la Ciudad y se volvía á su casilla, donde se mantenía, segun parece, en oracion; pues cuando algunos lo atisbaron por curiosidad, siempre lo hallaron hincado de