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en las Provincias de Yucatan, Chiapa y Soconusco; y continuando sus apostólicas tareas por las costas del mar del Sur, llegaron á Guatemala el día 21 de Setiembre de 85. El 13 de Enero de 86 comenzaron su mision en esta Metrópoli, en la que cojieron copiosísimos frutos. Continuáronla con igual suceso por los pueblos y provincias del Reino, atravesando las de San Salvador, Comayagua, Nicaragua y Costa-Rica.

En esta última se hallan las montañas de la Talamanca, habitadas de varias naciones idólatras; y luego que nuestros Misioneros tuvieron noticia de estos gentiles, determinaron entrar en sus tierras, á anuciarles la fé de Jesucristo. Los católicos procuraron disuadirlos de la empresa, representándoles la barbaridad y sevicia de los citados infieles; pero era corto dique el temor de la muerte para contener el impetuoso torrente del zelo de estos Apostólicos Varones. Confiados, pues, en el Señor á quien servían, se internaron en la montaña, donde no es fácil decir los millares de almas, que convirtieron á la fé católica, los inmensos trabajos que padecieron, los grandes riesgos á que se espusieron, y los admirables prodigios que obraron. Pero cuando mas engolfados se hallaban estos Ministros del Evangelio en el ejercicio de ganar almas para Dios, teniendo ya levantadas once Iglesias en las tierras de los Talamancas, dos en las de los Terrabas, y una en la de los Tejabas, y formados otros tantos pueblos con los indios que habían sacado de la montaña, recibieron órden del M. R. P. Comisario General, para que se restituyesen á su Colegio, con lo que se vieron compelidos á dejar en sus principios la grande obra de la reduccion de la Talamanca. Pusiéronse prontamente en camino y llegando á Guatemala, encontraron revocacion de la referida obediencia. Con esta ocasion les rogó encarecidamente el Ilmo. Sr. D. Fr. Andrés de las Navas, Obispo de Guatemala, pasasen á pacificar la provincia de la Vera-paz, que se hallaba tumultuada. Partieron inmediatamente para la referida Provincia y habiendo conseguido con la mayor felicidad sosegar dichos tumultos, resolvieron entrar en la montaña en busca de