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la tribulación mas grande, de que se hace mención en sus anales, fué la que se esperimentó la madrugada del dia 11 de Setiembre de 1541. Habia llovido con gran fuerza y tenacidad los días 8, 9 y 10 del espresado mes; y la noche de este último, fué tanta la copia de agua, que parecía se habían abierto las cataratas del cielo: la furia de los vientos, relámpagos y rayos era imponderable: aumentábase el espanto con los rayos y exalaciones que despedía el volcan de fuego: en una palabra, era tal el desconcierto de los elementos, que daba bástanle fundamento para creer que habia llegado el último dia de los tiempos. Estando en esta conturbación los moradores de Guatemala, a las dos de la mañana del dia 11, sintieron tan terribles estremecimientos y temblores de tierra, que no pudieron sostenerse en pié, oyéndose al mismo tiempo un ruido subterráneo tan espantoso, que los llenó a todos de pavor y miedo: inmediatamente bajó de la cumbre del monte, en cuya falda estaba situada la Ciudad, un inmenso torrente, que arrastraba enormes peñascos y árboles corpulentos, que inundándola, arruinó gran parte de sus casas y sepultó en ellas á muchos de sus habitantes, contándose entre los muertos la Señora Doña Beatriz de la Cueva, viuda de Don Pedro de Alvarado. Como amaneció el dia 11, trataron los que salieron sanos de tan terrible tormenta, de socorrer á los necesitados, curar á los estropeados y juntar los cuerpos de los difuntos, que repartidos en las pocas Iglesias que entonces habia, se enterraron por la tarde, con la solemnidad posible. Y para perpetuar la memoria de tan terrible azote, con que el Señor castigó a esta Ciudad y aplacar su divina Justicia, en Cabildo de 9 de Setiembre de 1542, por consejo del Señor Marroquin, se determinó que todos los años, el referido 11 de Setiembre, se haga procesión de penitencia. En cumplimiento de este auto, se hizo la espresada procesión, por mas de 20 años, saliendo de la Antigua Guatemala, para la Ciudad Vieja, y asistiendo á ella ambos Cabildos, el Clero y Religiones.

Escarmentados los moradores de Guatemala, con los malos tratamientos que les hicieron los volcanes, de-