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acordó asistir á la fiesta de su titular (Nuestra Señora de la Merced), como consta de la real provisión, librada en 2 de Junio 1810. Y en cumplimiento de esta determinación, se hizo elección de oficios el 5 del mismo mes. Instalado este Ilustre Cuerpo, pasó en forma á presentarse al Excmo. Señor Presidente y SS. Ministros de la Real Audiencia, de quienes recibió todo el honor correspondiente.




CAPITULO 11.º
De las calamidades mas notables que han afligido a la Ciudad de Guatemala.

Desde que nuestros primeros padres fueron arrojados del Paraíso, hacen las desgracias, infortunios y calamidades un papel muy esencial en la historia. Ya sea ésta de algún personage, ya de algún cuerpo político, ya de algún reino ó ciudad, por lo común escede el número de las fatalidades y el de los sucesos adversos, al de los prósperos. No se esceptúa de esta regla la Ciudad de Guatemala: apenas contaba dos años de fundada, el año de 1526, cuando se vio asolada y sus moradores fugitivos, por la rebelión de los indios Kachiqueles. Habiendo llegado Don Fernando Cortes al puerto de Trujillo, le fué preciso á Don Pedro de Alvarado pasar á cumplimentarlo: entre tanto, dejó por Teniente en Guatemala á su hermano Gonzalo. Éste, lleno de codicia, quiso aprovecharse de la ocasión y enriquecer en poco tiempo: para esto puso un tributo exhorbitante al numeroso pueblo de Patinamit, mandando que 800 de sus indizuelos, le diesen cada uno, todos los dias, un canutillo del grueso del dedo meñique, de oro lavado, sopena de quedar esclavos. Se esforzaron los miserables indios á pagar el inicuo tributo; mas no pudiendo ya dar cumplimiento, por mas diligencias que hacian, al mandato del Teniente, fué éste al citado pueblo y los maltrató, amenazándolos con pena de muerte. Exasperados los indios con semejantes vejaciones, convocaron todos los pueblos de la nación Kachiquel y juntos mas