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CAPÍTULO IX

OLEGARIO ANDRADE.


Es Olegario Andrade el poeta de más vuelo y de entonación más robusta del Parnaso argentino. Sus versos, llenos de fuego y de vida son, ante todo y sobre todo, la expresión de un pensamiento vigoroso puesto al servicio de las ideas de su siglo, y el canto en las cuerdas de bronce de su lira es algo más que un arte: es una moral, un sacerdocio, un apostolado. La epopeya de su patria: las conquistas del progreso; el amor á la humanidad; todo lo que tiende á dignificar y ennoblecer á pueblos jóvenes que viven bajo la éjida salvadora de la democracia... hé ahí los asuntos para los cuales tiene Andrade voz enérgica y emociones que brotan de lo más íntimo del alma.

Nació Andrade en la provincia de Entre Ríos, haciendo sus primeros estudios en el colegio del Uruguay.

Era muy niño aún, cuando escribió sus primeras composiciones poéticas, que á pesar de ser tímidos é imperfectos ensayos, ya ponían de relieve los rasgos característicos de su filiación, formulados entre las brisas de la esperanza.

En ellos cantó á la patria, al amor filial, á la amistad, á la gloria y á la naturaleza esplendente de su suelo natal. Su inspiración está nutrida por la sensibilidad más que por las ideas; no hay que buscar en ellas la armonía de la forma, sino el mérito del esfuerzo inicial, la frescura de los primeros pensamientos, la vibración simpática de los primeros acordes.

En 1857 abandonó el Colegio sin llevar más bagaje que sus estudios de filosofía, nociones generales de historia y conocimientos muy elementales de literatura.

La índole de sus conocimientos y su decidida vocación, lo llevaron al periodismo, donde encontró campo y espacio