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Mármol hizo representar en Montevideo dos dramas, pero su éxito fué muy dudoso. El Poeta, en cinco actos, es muy prosaico por su estilo, y muy mediocre por lo excesivamente romántico de su argumento.

El Cruzado, aunque desprende luz y perfume de la vida de Oriente, como dice Cortez, es muy cansado por lo largo de sus diálogos y la falta de movimiento en sus escenas, no obstante ser más regular que el anterior.

Pero ni uno ni otro parecen ser dictados por aquella misma musa que tan inspirada se había manifestado en las composiciones líricas.

Mármol también fué novelista. Su Amalia es una de las obras más populares de la literatura argentina, porque siempre es leída con el vivo interés que nace de su carácter histórico.

Es una narración anecdótica de la tiranía de Rosas: la mayor parte de los personajes que intervienen en el sangriento drama que allí se desenvuelve son reales, y aun son de rigurosa exactitud muchos de los actos y palabras que se les atribuyen. Cuanto allí pasa es de tal manera sorprendente y maravilloso, que, á no tratarse de tiempos tan cercanos, y en que la invención es imposible, parecería aborto de una imaginación extraviada y delirante por el terror de la persecución y del martirio.

La novela está escrita en un estilo demasiado descuidado; adolece de galicismos y solecismos, y por otra parte la prosa de Mármol carece del nervio é inspiración de sus versos.

Su paso por los parlamentos argentinos marca la época más importante y sólida de su agitada vida, que dejó grabada con caracteres indelebles en los anales de la política del Plata. Fué un paladín constante de la libertad en los congresos de su patria, donde ocupó sucesivamente los sillones de diputado y senador, desde los cuales llamó la atención por sus notables cualidades de orador. Desempeñó también el cargo de director de la biblioteca nacional de Buenos Aires.

Mármol perteneció á esa generación de poetas y mártires que sucedió á la guerra de la Independencia. Formó en la fila de los que salvaron del naufragio la libertad y las letras argentinas, de esos proscritos que combatieron con la espada y con la pluma contra la tiranía. Entre las personalidades de esa generación, descuella la suya, rodeada de la triple aureola de patriota, de literato y de poeta.

Trovador de la libertad y del amor, ha llevado á todas partes su lira y su esperanza, y en todas ha cantado á las