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CAPITULO III

La táctica i la capacidad militar del indio
Carácter sagrado de la guerra.—El asalto a Angol

El roce contínuo del indio con sus armas lo hizo ser un ente enteramente guerrero. Siempre lo encontraron en el camino del honor i de la victoria, i jamas el ronco estruendo del cañon i del arcabuz lo aterraron.

El brazo diestro i ájil del conquistador no hizo «mella alguna en el alma de acero de los araucanos».

Mediante los ejercicios guerreros el indio llegó a la edad adulta transformado en el verdadero soldado, en el soldado intrépido, temerario e intelijente.

Tendía la trampa al audaz adversario, cercando «un espacio cuadrado de altos i gruesos troncos de árboles.

«Dentro de este recinto arreglaban otro menor de resistente empalizada, con troneras para las flechas.

En la parte esterior rodeaban este fuerte de hoyos de todas dimensiones, hábilmente tapados de árboles i yerbas i armados en el fondo de estacas aguzadas.