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capitanes salir de la junta hasta darles licencia de tomar las armas e ir contra el enemigo. Conseguida, tan alegres como si ya tuviesen la victoria en las manos, cargados de fagina con que llenar los fosos de los Romanos, van corriendo a los reales.

XIX. Estaban en un altozano que poco a poco se levantaba del llano, al cual vinieron apresuradamente, corriendo casi una milla, por quitarnos el tiempo de apercibirnos, si bien ellos llegaron jadeando. Sabino, animados los suyos, da la señal que tanto deseaban. Mandoles salir de rebato por dos puertas, estando aún los enemigos con las cargas a cuestas. La ventaja del sitio, la poca disciplina y mucho cansancio de los enemigos, el valor de los nuestros y su destreza adquirida en tantas batallasfueron causa de que los enemigos, sin resistir ni aun la primera carga nuestra, volviesen al instante las espaldas. Mas como iban tan desordenados, alcanzados de los nuestros, que los perseguían con las fuerzas enteras, muchos quedaron muertos en el campo; los demás, fuera de algunos que lograron escaparse, perecieron en el alcance de la caballería. Con estoal mismo tiempo que Sabino recibió la noticia de la batalla naval, la tuvo César de la victoria de Sabino, a quien luego se rindieron todos aquellos pueblos, porque los Galos son tan briosos y arrojados para emprender guerras, como afeminados y mal sufridos en las desgracias.

XX. Casi a la misma sazón, llegado Publio Craso al Aquitania, que, como queda dicho, por la extensión del país y por sus poblaciones merece ser