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los Alóbroges, ni los Romanos a los Eduos en las que habían tenido con él y con los Sequanos, de que debía sospechar que César, con capa de amistadmantiene su ejército en la Galia sólo con el fin de oprimirle; que si no se retira o saca tropas de estos contornos, le tratará como a enemigo declarado, y si logra el matarle, complacerá en ello a muchos caballeros y señores principales de Roma, que así se lo tienen asegurado por sus expresos, y con su muerte se ganará la gracia y amistad de todos éstos; pero si se retira, dejándole libre la posesión de la Galla, se lo pagará con grandes servicios, y cuantas guerras se le ofrezcan, se las dará concluídas, sin que nada le cuesten."

XLV. Alegó César muchas razones en prueba de que no podía desistir de la empresa: "que tampoco era conforme a su proceder ni al del pueblo romano el desamparar unos aliados que se habían portado tan bien, ni entendía cómo la Galia fuese más de Ariovisto que del pueblo romano; sabía, sí, que Quinto Fabio Máximo sujetó por armas a los Arvernos y Itutenos, si bien por indulto y gracia que les hizo el pueblo romano no los redujo a provincia[1] ni hizo tributarios. Conque si se debe aten-


  1. La rota de los Albernos por Fabio Máximo sucedió por los años de 633 de Roma. Cuando los Romanos redu cían alguna nación en forma de provincia, la sujetaban al vasallaje, privándola de sus fueros y nombrando un magistrado que la gobernase y cobrase los tributos en nombre del pueblo romano.