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tos trabajos. l'orque pasaba la acción en un paraje exento y a la vista del resto del ejército. Levantábase una grande algazara de ambas partes, de suerte que el que más presto podía, y como podía, para que fuese más claro y patente su valor, se ofrecía a las armas y fuego del enemigo.

XLIII. Viendo César que recibían mucho daño los suyos, dió orden a las cohortes de que por todos los lados de la ciudad subiesen al monte y levantasen un algazara falsa, como si se apoderasen de las murallas. Con esto, atemorizados los cercados, sin saber lo que pasaba en los otros parajes, retiraron sus tropas del ataque de las obras, para acudir a coronar la murala. De esta manera pudieron los nuestros, puesto fin al combate, apagar parte del fuego y cortar lo restante. Resistíanse los cercados con tanta obstinación, que, aun habiendo perecido mucha gente por falta de agua, con todo, estaban firmes en su resolución; cuando al fin fueron cortados con las minas los conductos de la fuente y echados por otra parte, de suerte que, viniendo a secarse el manantial que los sustentaba, los puso en tal desesperación, que creyeron no haberse ejecutado sin particular disposición de los dioses, no que por obra de hombres. Y así, obligados de la necesidad, se rindieron.